Turba a las afueras de la Municipalidad de Curacautín. Imagen recuperada desde este sitio. |
El pasado 4 de mayo de 2020, el machi Celestino Córdoba, condenado a 18 años de cárcel por el homicidio del matrimonio Luchsinger-Mackay, comenzó una huelga de hambre para exigir que su condena sea conmutada a arresto domiciliario, en atención al Convenio 169 de la OIT que el Gobierno de Chile firmó en 2009, en donde se sostiene que "deberá darse la preferencia a tipos de sanción distintos del encarcelamiento (a los miembros de pueblos originarios)".
La nula respuesta de las autoridades, llevó a realizar huelga de hambre a otros 27 comuneros mapuche encarcelados y a la toma de cinco municipalidades del territorio del Wallmapu.
Este viernes 31 de julio, el recientemente asumido Ministro del Interior, Víctor Pérez (con un oscuro pasado en la dictadura militar) hizo un llamado a los alcaldes para que desalojaran los edificios municipales en toma.
Al día siguiente, turbas organizadas de protestantes, rompiendo el toque de queda, se tomaron por la fuerza dichos edificios, produciendo diversos incendios, incluso en contra de elementos ancestrales de la cultura mapuche (como la quema de un chemamull en la Plaza de Vicoria), ante la complicidad de Carabineros de Chile, que militariza dicha zona hace años.
Grita el racista 'chorizo'
"el que no salta es mapuche",
argumento pichiruche
para un pueblo bien mestizo.
El Wallmapu fronterizo
se resiste a la cadena,
la trutuka fuerte suena
con los pillanes de antaño:
desde hace quinientos años
que Arauco tiene una pena.
La Ira Popular.
Palestina, Huila, domingo 2 de agosto de 2020.
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