domingo, 11 de abril de 2010

ORIGENES DE LA FAMILIA VIVEROS EN CHILE

Don Luis de Roa Ursúa, en su obra “ El Reino de Chile” (1553 - 1810), señala que el fundador de esta familia en el país, fue el conquistador
don Alvaro de Vivero :

Procedente de la provincia de Valladolid, en Castilla La Vieja, llegó don Alvaro al Nuevo Mundo.
Al alzarse, en Perú, Gonzalo Pizarro contra el Rey, es muy probable que participara en la batalla de Jaquijahuana, favorable a las armas imperiales, en la que Pizarro fue prácticamente abandonado por los suyos en provecho de las tropas del representante real y, en la que falleció su hermano, don Pedro de Vivero.
Don Pedro de Valdivia, el Gobernador de Chile, había acudido a presentar su concurso al licenciado De La Gasca, el enviado regio, encargado de reducir a la obediencia al insubordinado ; de modo que, una vez derrotado el caudillo rebelde (1548), el fundador de “La Nueva Extremadura” permaneció en el Virreinato con el propósito de reunir un grupo de colonizadores dispuestos a partir al beligerante Chile.
En 1549, salía de la tierra de los incas, el cortejo con rumbo a Chile.
El Capitán de Milicias Reales, don Alvaro de Viveros, marcha en él.
Llegado a la Capitanía General, hijodalgo, peleó en las guerras de Arauco.

Los conquistadores no se detienen. Atraviesan praderas, bosques y ríos, enamorados de la naturaleza y del clima, tanto más soportables que los que habían sufrido en el trópico y en los desiertos del norte. Así, nacerán sucesivamente nuevas ciudades, entre ellas Villarrica (1552). El Capitán de Vivero se radicará en la nueva plaza, como vecino y encomendero de ella. Era su mujer, Beatriz de Paz.

Fueron padres de :

1.- García Torres de Vivero. Nacido en Villarrica, hacia 1565 ; de donde se desprende que era apenas un mozalbete cuando fue el terremoto de 1575, que asoló a las ciudades del sur. El célebre cronista don Pedro Mariño de Lobera, escribió al respecto : “Sucedió pues en 16 de diciembre, viernes de las cuatro témperas de Santa Lucía, día de oposición de luna, hora y media antes de la noche, que todos descuidados de tal desastre, comenzó a temblar la tierra con gran rumor y estruendo, yendo siempre el terremoto en crecimiento, sin cesar de hacer daño, derribando tejados, techumbres y paredes, con tanto espanto de la gente, que estaban atónitos y fuera de sí, de ver un caso tan extraordinario. (“Crónica del Reyno de Chile”).
Don García comenzó a servir en la Milicia en 1582 ; ingresó al Seminario Eclesiástico de Imperial, en 1594 ; en 1597 fue ordenado Sacerdote por el obispo don Agustín de Cisneros y pasó a Párroco de Osorno.
A raíz de la insurrección indígena de 1599, el padre Vivero “hizo prodigios de caridad y de paciencia en el asedio de la ciudad de Osorno, por los indios alzados.
Caída la ciudad y destruida que fue por los bárbaros en 1604, se trasladó a Concepción, de cuya Catedral es nombrado Canónigo en 1608.
Promovido a una Canongía en Santiago en 1613, falleció allí en 1620.

El Canónigo Vivero era propietario de medio solar en Santiago ubicado en la esquina noreste de las actuales calles Amunátegui y Catedral y, que comprara a doña Juana Garcés. (Publicación del Instituto de Historia de la Universidad Católica de Chile, 1974 - 75).

2.- Andrés Torres de Vivero.- Nació en Villarrica y fue educado en el Seminario Eclesiástico de Imperial, ciudad que era entonces, la sede del Obispado de Maule al sur.
Fue ordenado Sacerdote en 1590, cuatro años antes que ingresara de novicio, su hermano García.
En 1599, fecha del alzamiento de los indios, se encontraba en Villarrica. El jesuita Diego de Rosales (Historia General del Reino de Chile, Flandes Indiano), escribía respecto del asedio indígena a la ciudad : “ con esto volvió el hambre a apurarlos, de suerte que si no es yerbas, romaza y yerbabuena, no comían otra cosa, y al irlos a coger, el enemigo, que estaba de emboscada, los cogía y con todo eso no se podían contener las pobres señoras de salir, aunque poco a poco se las llevaba el enemigo, queriendo antes morir a sus manos, que a la rabia del hambre... Encarecía el hambre el valor de la comida y hacía despreciar el oro y la plata, que nunca falta quien la codicie, aunque sepa que la ha de perder... Hombre hubo que durante la hambre se comió media cuera de ante de castilla y dos panes de jabón. Una mujer se comió, acabada de parir, la criatura de sus entrañas. Carne humana la comieron muchos y, de los indios que mataban, hacían cecina... La gente más flaca, como las mujeres y los niños, se caían muertos de hambre y ya las dejaban irse al enemigo por no verlas morir a sus ojos y cada una se iba por donde quería, sin obediencia las hijas a las madres y las mujeres a sus maridos, porque la hambre no guarda respeto a la obediencia...”
El padre Andrés Torres de Vivero cayó en manos de los sitiadores, quienes le infligen largo y cruel martirio por especial razón de ser Sacerdote ; le mataron quemándolo vivo, “todo lo cual sufrió Andrés con ejemplar paciencia”, escribe de él el padre Rosales.

3.- Bartolomé de Vivero.- Nació en Villarrica y, el 20 de enero de 1580 ocupa el cargo de Regidor del Cabildo de la ciudad, firmando en tal carácter, cierto poder que confirió la plaza al capitán don Ramiro Yañez de Saravia (Progenitor de los Marqueses de La Pica), con el objeto que éste la representara ante la Corte de España.

4.- Alvaro Torres de Vivero.- Posiblemente el progenitor de su familia.
Casado con doña María Magdalena de Aedo o Molina Vascocelos, don Alvaro tenía medio solar en Santiago, propiedad adquirida en remate.
Eran dueños en 1645 :
Doña María de Vivero, hija de los anteriores y dueña de la mitad de la propiedad, la que vendió en junio de 1699.
Doña Beatriz de Vivero, dueña de la otra mitad. La propiedad se avaluaba en 1699, en 2.227 pesos.
Era también don Alvaro, propietario de otros tres cuartos de solar, contiguos a la propiedad anterior y cuyo precio se estimaba en 2500 pesos.
Don Alvaro tuvo un hijo de su mismo nombre que, en mayo de 1682 ostentaba el grado de Alférez y compraba al Alférez Francisco de Argomedo, un cuarto de solar lindante con las propiedades que poseía su progenitor.
Hemos de agregar que las casas de don Alvaro Torres de Vivero, daban frente a las casas y propiedades que, calle por medio, poseía doña Catalina de Los Ríos y Lisperguer. (Publicación Instituto de Historia de la Universidad Católica de Chile, 1974 - 75.)

Benjamín Vicuña Mackenna, en “Los Lisperguer y La Quintrala”, señala que :
“...enferma doña Catalina de los Ríos desde 1662, sobrevínole el paroxismo de la muerte, el 15 de enero de 1665. Trajéronle antes de expirar, su testamento cerrado y declaró ser su última voluntad en presencia de siete testigos, don Matías de la Zerpa, Alvaro de Vivero, Luis Verdugo de Godoy, Juan Jerónimo de Chavez, Andrés Gómez Sastre, Diego de Godoy y Manuel Tirinos.
Habiendo declarado doña Catalina, que no sabía firmar, firmó por ella don Alvaro Torres de Vivero.

Don Fernando Campos Harriet, en su “Historia de Concepción”, señala que entre las familias que se radicaron en la ciudad de Concepción durante la primera mitad del siglo XIX, está la de Vivero ; y recuerda además que entre “...los nobles vecinos de Chillán que hacen saber al Gobernador del Reino, la notable actuación de Juan Martínez de Rozas en el apresamiento y castigo de bandoleros, poniendo en contínuo peligro, vidas y haciendas, firman los : Lantaños, Acuñas, De la Fuente, Vargas, Contreras, Fuente-Alba, Blanco Villamil, Merino, Gatica, Sotomayor, Navarretes, Zúñigas, Viveros, Peñas.

NOTA.- Esta información fue tomada de la bibliografía citada, de la Biblioteca de la Universidad de Concepción, por Roberto Pinochet Flores, en 1977.

domingo, 4 de abril de 2010

Poema "Tres semillas"

Estos versos fueron compuestos para una escena de la obra "Lo soñé o fue verdad", creación colectiva de la Compañía Teatrapo, bajo la dirección de Elvira López. Se trata de un conjuro practicado en la Noche de San Juan por el personaje de 'El Ciego', con el fin de encontrar pareja.

A muchas mujeres he querido

pero nunca me han correspondido,

descubren que me falta un sentido

y arrancan cual caballo’e bandido.



Esta noche vengo a solucionar

este problema que tanto me aqueja

en San Juan voy a confiar

a ver si me encuentra pareja.



Con tino plantaré tres semillas

correspondientes a tres chiquillas

la que primero germina

se convertirá en mi güachita.



La primera la llamaré Norma

como la hija del sargento;

pucha que es dura su horma

pero es bien blandita por dentro.



La segunda la llamo Consuelo

como la hija del banquero;

su lindura está por el suelo

¡pero pucha que tiene dinero!



La tercera la llamo Esperanza

porque es la última que me queda;

quizás su hermosura alcanza

pa’ derrotar a las que restan.



Pongo mi fe en estos tres vasos,

soltero de mañana no paso:



“Por Jesucristo y la Virgen María,

que el amor me encuentre cuando sea de día.”



Francisco Viveros

Santiago, 31 de Mayo de 2007